Poderte reencontrar con amigos
siempre está bien, y si encima te reencuentras en el extranjero aun es mejor.
A Jen la conocí el año pasado y
por casualidades de la vida, o el destino ambas nos mudamos a América del norte
a una distancia de 4 horas entre dos países diferentes.
Un fin de semana de Febrero Jen y
Sergio tuvieron la gran suerte de coincidir dos días seguidos sin tener que
trabajar, por lo que decidieron venir a verme.
El tiempo no acompañó mucho, por lo que
tuvimos que descartar varios planes como ir a ver islas y así, pero
aprovechamos a ver las típicas cosas que en Google te dice que no te puedes
perder.
En que llegaron fuimos a Chinatown comer una sopa de noodles ya que con el frio
apetecía algo calentito, y de allí a Downtown a ver como lanzan los peces en
Pike Place Market, contemplar la rueda girando sobre el océano, adentrarnos en
el salvaje oeste del Pier 57, la pared de chicles…
Con una buena caminata a las
espaldas volvimos a casa para preparar cena y arreglarnos, ya que íbamos a
salir a una house party que nos había invitado nuestro nuevo amigo Jun Chen.
En la fiesta había de todo (menos
un dj majo que me pusiese la música que le pedía) beer pon (en el que Sergio y
yo ganamos), mucha gente, billar, libros interesantísimos (uno lo cogimos por
error y los niños de mi clase lo utilizan mucho), fotógrafo y como no un gimnasio
en el que podíamos quemar un poco el alcohol del cuerpo.
Al día siguiente un evento
acontecía en Estados Unidos LA SUPER BOWL (Philadelphia Eagles VS New England
Patriots), no sabíamos si ir o no ya que no tenían mucho tiempo, así que
mientras lo pensábamos fuimos a visitar Green Lake (un parque con un lago
bastante bonito), Discovery park (y tratar de poner gasolina) y Capitol Hill.
Como la mañana estaba completa y
no había mucho ambiente de partido, y además tenían un viajecito de 4 horas más
la frontera a casa decidimos finiquitar nuestro finde y continuarlo en
Whistler.
El segundo encuentro con Jen y
Sergio se dio en Whistler el fin de semana pasado, ella trabaja en la estación
de esquí y tenía descuentos tanto para los pases como para el material, así que
el andalus y yo nos animamos, alquilamos coche y ale a cambiar de país.
Daban nieves para el camino pero
con el coche que llevábamos la seguridad era total. Salimos del colegio, y
camino a cruzar la frontera, allí te preguntan pues lo normal, levas armas,
drogas… y al decir que no pues te dejan pasar.
Al llegar a Whistler Sergio y Jen
nos habían preparado unas maravillosas hamburguesas caseras que nos las comimos
en un tris, y nada poquito de
conversación y a dormir que el día siguiente iba a ser duro.
A la mañana nos fuimos a esquiar
a Blackomb, el día comenzaba con sol y poco a poco las nubes nos tapaban pero
alguna que otra ventana nos daba un respiro.
La estación encima de ser enorme
es preciosa, pistas larguísimas, llena de árboles con capas y capas de nieve
sobre sus puntiagudas hojas. Tuvimos la suerte de esquiar con nieve recién
caída la noche anterior. Además querría destacar que las condiciones fuera de las
pistas eran bastante mm ¿divertidas? llenas de bañeras formadas por las tablas.
Para poder llegar al final de las pistas, el ingenio humano a veces cree que lo
mejor es deslizar el pompis sobre la nieve, y estaba en lo correcto ya que
resultó ser mucho más rápido que el resto.
Habíamos empezado a esquiar tarde
así que teníamos que hacerlo todo muy rápido para poder ver toda la estación.
Lo más emocionante para mí fue
esquiar por en medio de un glaciar, la percha en forma de ancla (como las que
había antiguamente en Cantal en Formigal) te deja en un punto en el que tú
tienes que cargarte los esquís a la mochila y caminar un poco cuesta arriba
para adentrarte en él.
No se veía nada debido a la gran
nube que estaba atrapada, por lo que bajamos con mucho cuidado ya que además
parecía fuera de pista (la nieve estaba sin pisar y el espesor era grande).
En el glaciar ocurrieron todos
nuestros accidentes, ninguno quedamos invencidos pero bueno forma parte de la
experiencia, ahora sí, me empiezo a plantear el ponerme casco ya que el ostión
que me dio un esquiador en la cabeza me hizo pensar que la tenía abierta (mamá
estoy bien).
Poco a poco la nube se soltó del
glaciar y pudimos contemplarlo, además podíamos ver también todos los lagos
congelados que rodean al pueblo.
Tras todo el día esquiando a casa
a comprar la cena (sin vino, porque vale medio riñón) duchas y a dormir, que
aún quedaba un día más de esquí.
A la mañana siguiente fuimos a
esquiar a otra parte de la estación llamada como el mismo pueblo Whistler. El
paisaje era muy parecido y las pista también, pero nosotros estábamos más
adaptados al esquí por lo que pudimos meternos por el bosque, dar saltos y
practicar trucos.
Estuvo muy bien y además sin
incidentes, a pesar de estar más nublado nos nevó menos y la temperatura era
más baja (con buena o mucha ropa se aguanta de to), de hecho ambos días mi tubo
del agua se congeló por lo que no pudimos beber agua.
La tarde había que aprovecharla y
yo quería caminar por un lago congelado así que mis colegas a eso me llevaron.
En el primero era arriesgado caminar, pero era precioso, con su embarcadero, la
vista a la montaña…
En el segundo siii además de
hacer guerras de nieve, caminar por el lago (hasta donde se podía claro),
luchar libremente sobre la nieve, hacer carreras de caballitos… además de todo
esto hicimos carrera de correr EN EL LAGOOOO menos mal que somos pesos plumas
que sino, seguramente la historia os haría reír mas pero ¡jaa no me mojeeeee!.
Era último día y teníamos que
probar el jacuzzy inmerso en la montaña de nieve, a lo que el primer valiente
se metió se dio cuenta que este no estaba caliente, intentamos arrancarlo pero no hubo forma así que nos conformamos con
ducha y unas buenas verduras con pollo.
A la mañana siguiente tocaba
hacer maletas cargar coche y volver a casa pronto que tocaba primer día de
escuela.