domingo, 6 de octubre de 2019

Floraida part 2


Tristemente el grupo se separa, recordar que este viaje fue en Miami, ni más ni menos que en febrero, pero hijos la vida no me da para más. Nos quedamos por un lado el Cayaso team compuesto por Rahulito, Cris, Alf, Miqueas y yo.


La primera excursión que hicimos fue ir a ver los Everglades, un humedal subtrópico en el que habitan gran variedad de animales y plantas autóctonos de la zona, como es uno de los arbustos más curiosos, los manglares. Estos tienen las raíces muuuy largas, tanto que lo que es la copa y las hojas no salen hasta que las raíces no están por encima del agua lo que ayuda a la protección de las costas y la erosión, además de servir de casita para muchos animalillos.


¡Pero en realidad no íbamos a ver los Manglares si no ALIGATORES!, y qué es eso os preguntareis. Pues ni mas ni menos que Caimanes.

La primera parte que visitamos de este National Park fue el Shark Valley (ni idea de donde viene lo de Shark, ya que allí sólo había culebras, pájaros y aligátores (Caimanes).


En esta primera parada compramos unas entradas al trenecito que nos hacia la visita guiada, ya que si alquilábamos bicis nos podía dar una insolación. En este tour nos fueron explicando la formación de los manglares, la fauna y la flora autóctona y por qué les hace tan especial.

Ojo al spanish level
Uno de los datos más curiosos que nos contaron y que jamás se nos olvidará, es de donde viene la palabra Aligator, os pongo en situación. 4 españoles 1 hindú y el resto de tren americano y chino. El guía, que se había percatado de que en ese tren había españoles preguntó: ¿Cómo se dice Lizard en español? A lo que contestamos los españoles y Rahul (fue el único que levantó la mano) LAGARTO.

El guía animó a todo el tren a que dijese rápidamente y 5 veces LAGRARTO LAGRARTO…. Así es, más difícil no o podía haber dicho. Y finmente concluyó con aire de satisfacción dijo y de ahí viene Aligator. (Imaginaos la cara de los españoles…).


La parada top fue en Observation Tower, una torre desde la que se avistaba un gran manglar formado en el Shark River (supongo que antes habría tiburones) y caimanes enormes que parecían estatuas.
De camino al coche vimos caimanes del tamaño de la palma siguiendo a su mamá y un montón de pájaros muy curiosos.


Next stop: Long Pine Key, aquí hicimos tres rutillas de 10 minutillos cada una, se llamaban Pinelands (pequeño recorrido en el que caminas sobre la laguna y puedes observar las familias de caimanes nadando como pececillos), Pa-Hay-Okee, Royal Palm (si te quieres sentir como Tarzán colgándote en las lianas, sin duda este es sitio en el que puedes colgarte e intentar saltar de una a otra).


Mientras hacíamos el primero de estos recorridos nos encontramos con un grupo de chicas, no sabemos muy bien si eran alemanas o americanas, a las que les pedimos si podían hacernos alguna foto. Lo bueno fue que nos las fuimos encontrando a lo largo de todo el día en los distintos puntos, por lo que conseguimos un book fotográfico de grupo muy chulas, incluyendo el momento flatulencia.

Tras estos breves recorridos fuimos a parar al último observation point, con una rutilla más larga por encima de los manglares, viendo ahora ya pájaros, porque los aligatores no se dejaban ver mucho en esta zona. Estamos ya en Flamingo Visitor Center, la ruta que hay allí es la de Eco Pond (todas las rutas que hicimos eran rutas interpretativas, donde teníamos los típicos cartelitos que nos explicaban cosas, pero tampoco les hicimos mucho caso) en este último tramo vimos Pelicanos y Egrets (Garzas).

Aún era pronto cuando acabamos así que nos fuimos de caminito a nuestra casaza en los cayos, concretamente en Islamorada.



Cayos

Conducir por la carretera de los cayos es algo de lo más espectacular, imaginaos,  aguas cristalinas, una carretera en medio y una fila de 1700  islas. Y tú vas por encima avistado a lo lejos el siguiente paraíso con tierra y a los lados unas grandes piscinas de agua azul turquesa con una arena blanca en la que tan apenas te cubría las piernas enteras.


El recorrido hasta llegar a nuestra humilde morada costó solo hora y media. Llegar hasta la isla más alejada cuesta tres horas que se pasan volando ya que el paisaje es espectacular.


El coche iba amenizado por música y cantantes de primera categoría, cuando a los componentes les entró el gusanillo de salir para mantener el ritmo de fiesta que llevábamos llevando en Miami.


Pero antes de salir bien teníamos que comprar para poder sobrevivir. Compramos de todo para hacer, pasta (que la hicimos en el microondas porque no teníamos vitro), vegetales y carne para bbq y un desayuno supercompleto. La compra fue de lo más barato teniendo en cuenta que nos “regalaron” una caja de muchas coronitas.


Al llegar a la casa vimos que el interior dejaba que desear, una cama se hundía por el centro y colocamos una cantimplora para poder tener una pata central, pero el exterior era una pasada, no cuento, pongo foto.


En ese ambiente preparamos una bbq de lo más mejor, tras conocer y pedirle a los dueños (que vivían arriba) material de cocina ya que junto con la vitro brillaba por su ausencia.


Mientras unos se bañaban en nuestro canal privado, Alf y yo discutíamos sobre como hacer la mejor bbq (siempre desde el cariño of course).



Ya que todo nos quedaba lejos, decidimos cenar y chilear en nuestro outdoor. Nos pusimos morados y Rahulito aprovechaba a comer toda la carne posible ya que su madre no lo veía (culturalmente el es vegetariano, le descubrimos el maravilloso mundo carnívoro).


Sin más nos fuimos a dormir, ya que al día siguiente íbamos a visitar Key West (Cayo Hueso), el ultimo de los cayos, en el que Heminway recogia inspiración para poder escribir sus novelas.
Mientras Cristina visitaba su casa, el resto nos íbamos a ver el punto más cercano a Cuba y la playa Ponce de León (supongo que la llamarán así porque desembarcarían por ahí), ver corretear las gallinas por la calle y tomarnos una foto con la Milla 0 de la ruta 1.


Tras recoger a Cris, fuimos a comer a la playa Highd Beach, pero como no tenía mucho interés decidimos ir a ver la puesta de sol al Fort Zachary Tylor. Un parque con un fuerte en el que caminas en largas playas de arenas blancas.


Llevábamos colchonetas y donuts en el coche y justo enfrente de donde estábamos nosotros había unas piedras tentadoras, quienes me conozcan sabrán que pasó.


Pues sí, fuimos nadando hasta ellas, Rahul moría de ganas de ir, pero su destreza en el agua estaba en progreso así que nos lo llevamos tirando del donut para poder disfrutar todos juntos del silencio y tranquilidad que se respiraba en esas piedras. El sol empezaba a marcharse, y muchos candrejos (como a mi me gusta llamarlos) no había, así que con cuidado de las olas nos fuimos de nuevo a la playa a jugar con la cámara.


Y de vuelta para casa, pasábamos la última noche en los cayos, ha pasado tanto tiempo que ya no recuerdo que hicimos a la noche, pero seguro que estábamos muertos. Al día siguiente tras ir a hacer la colada y recoger lo que había sido una morada y no humilde, pusimos rumbo a la ultima zona costera que íbamos a ver en este viaje.


John Pennekamp Coral Reef State Park, casi nada el nombre eh, dos playitas visitamos y pasamos el día, por la mañana una grande en la que te clavabas todo tipo de piedras en los pies, y por la tarde otra más pequeña en la que podías nadar hacia manglares escondidos, y donde jugamos a pasar la pelota con unos americanos que se unieron. Y no veáis como le daban al balón las mujeres.


N.A.S.A

Al día siguiente fuimos a ver el parque de la NASA. Allí nos juntamos con el resto del grupo. Si me he de quedar con algo del parque son las espectaculares reproducciones de cohetes, desde el Rocket al Apolo 11, jamás te esperas que sea taaaan grande. También tienen atracciones con todo tipo de curiosidades del espacio como WC para astronautas, viajes espaciales, atracciones de Marte, la luna. No podía faltar una mascota con la que fotografiarte como puede ser un astronauta.


La verdad que fue muy interesante y curioso ver como los americanos reproducen la llegada a la luna y sienten tanta pasión por los logros de su país. A la vez que tan solo encuentras 3 mujeres astronautas en todo el pasillo de astronautas blancos y varones americanos.


Aun así, lo mejor fue el tour para ver desde donde se ejecutan los lanzamientos o launchers de los cohetes en misiones reales. Sigo alucinando con las dimensiones de los edificios y la ingeniería que ello abarca.


Y sin más detalle dejo cerrado este viaje que tanto me ha costado publicar. Quizá sean los recuerdos de la gente con la que viví estas experiencias las que no me dejan escribirlas para no olvidarlas. Sin duda lo que tengo claro es que aprendimos mucho todos juntos ya fuese lenguas como inglés, español o hindú o cocina, curiosidades de la natura y convivencia, respeto and love.